Tras una larga enfermedad, la profesora Silvia del Pino falleció el pasado verano de 2011, a la edad de 37 años. Silvia ejercía como profesora en la Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid, habiéndose formado en la Facultad de Ciencias Físicas. Allí tuve la inmensa suerte de conocerla.
Silvia era era conocida entre sus amigos, sus compañeros y sus estudiantes por su alegría, su simpatía, y sobre todo por su bondad. Para todo lo que hacía o decía, mostraba una amplia sonrisa. Su risa contagiosa era capaz de animar al más apesadumbrado. yo la conocí hace muchos años, en la facultad, al ser amiga de un par de buenos amigos. Aunque coincidimos solamente en contadas ocasiones, la considero una amiga.
Un grupo de profesores de la Facultad de Informática decidieron crear un premio en su memoria, un premio con espíritu de continuidad, que recuerde en los años venideros todas esas características de Silvia. El objetivo es realizar un reconocimiento público a aquellos estudiantes que se preocupan de forma especial por el resto de los compañeros, que siempre están dispuestos a ayudar, a poner de su parte por el bien del grupo, ya sea participando en proyectos solidarios o simplemente con su comportamiento diario. En una palabra, premiar la parte de Silvia del Pino que podamos reconocer en otras personas. Los candidatos serían propuestos por un grupo de compañeros, que deseen que aquella persona que crean merecedora de este reconocimiento pueda ser conocida por todos. El premio, un objeto material simbólico (en esta primera ocasión , un iPad2).
El pasado viernes 3 de febrero, como parte del homenaje de la Facultad a Silvia, se falló el premio. Lo importante no es quién ganó, ni siquiera el hecho de que un premio tan singular consiguiese tener cuatro candidatos. Lo importante es que todos consigamos que crezca en nosotros un poquito de aquella alegría que emanaba de Silvia.
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