La revista British Medical Journal (BMJ) acusa de fraudulento un artículo que en 1998 relacionaba el autismo con ciertas vacunas, lo que desencadenó el pánico sobre la vacunación infantil (ecos de este pánico inicial aún permanecen en forma de temor intangible). En un duro editorial, los editores de BMJ califican el artículo (publicado en su día en la prestigiosa revista médica The Lancet) de fraudulento, así como recomiendan que otras publicaciones del autor principal, el gastroenterólogo Andrew Wakefield, sean objeto de control, dado que “la experiencia anterior nos dice que la mala conducta en la investigación raramente se produce de manera aislada.”
La investigación, realizada por el periodista Brian Deer, se centra en presuntas alteraciones de los registros médicos de los 12 niños del estudio. Entre otras cosas, menciona que los síntomas pre-existentes de los niños se manipularon, hasta llegar a construir un escenario en el que tenían una reacción grave a la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola. Según Deer, “los registros [médicos] no son consistentes con lo publicado” en la revista The Lancet.
Su informe es otro golpe contra el artículo de Wakefield, el cual ya se retractó. Un estudio de 2002 no pudo reproducir los resultados, el Consejo Médico General británico gastó 2,5 años de investigación, y hace un año llegó a la conclusión que la conducta de Wakefield era “deshonesta” y “engañosa“. The Lancet se retractó de su artículo, y Wakefield perdió su licencia para ejercer la medicina en el Reino Unido.
No está muy claro el resultado que tendrán estas últimas acusaciones. Grupos activistas anti-vacunas defienden la relación autismo-vacunas en los medios televisivos, aunque de momento parece que las cosas cambiarán muy poco.
Ver:
- How the case against the MMR vaccine was fixed, Brian Deer, BMJ 2011; 342:c5347
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