Un equipo de astrónomos ha descubierto los agujeros negros más primitivos jamás detectados, a pesar de que están ocultos a la vista por sus galaxias anfitrionas. El más lejano se encuentra nada menos que a 13.000 millones de años luz de la Tierra. La investigación aparece publicada en la revista Nature.
El equipo, en el que han participado investigadores de varias universidades norteamericanas, entre ellas la de Yale, midió la tasa de crecimiento de los agujeros negros y descubrieron que estos crecieron y evolucionaron a la par con sus galaxias, algo que los astrónomos habían observado a nivel local, pero que no sabían si ocurriría en los confines del Cosmos.
«Este descubrimiento nos dice que hay una relación simbiótica entre el agujero negro y sus galaxias que ha existido desde los albores del tiempo», ha explicado Kevin Schawinski, astrónomo de la Universidad de Yale que ha contribuido al descubrimiento.
El equipo utilizó una técnica llamada «acumulación» con el fin de detectar las señales increíblemente débiles emitidas por los agujeros negros centrales de las galaxias. Consiguieron encontrar, nada menos, que la señal de un agujero que se encuentra a 13.000 millones de años luz de la Tierra. Debido a su gran distancia, los astrónomos pueden ver estos objetos tal como existían a menos de mil millones de años después del Big Bang, la gran explosión que dio origen al Universo.
MÁS DE 250 GALAXIAS
Los astrónomos examinaron más de 250 galaxias que habían sido previamente detectadas por el telescopio espacial Hubble y que consideraban buenas candidatas para albergar un agujero negro en su centro. A continuación, echaron mano de las imágenes tomadas por el observatorio orbital de rayos-X Chandra, lo que consiguió multiplicar las tenues señales que los agujeros negros emiten cuando devoran el gas y el polvo que se encuentra a su alrededor.
Los cosmólogos creen que estos primeros agujeros negros han crecido y evolucionado junto con sus galaxias anfitrionas, de forma similar a lo que ya se había observado en el universo cercano. «El agujero negro muy masivo ya existía hace 700 ó 800 millones de años después del Big Bang, lo que sugiere que o bien nacieron ya masivos o experimentaron un rápido crecimiento», explica Priyamvada Natarajan, uno de los científicos que han examinado los datos. «Cualquiera de los dos escenarios nos dice mucho más de lo que sabíamos con anterioridad, lo cual es muy emocionante», afirma.
El equipo espera utilizar el observatorio Chandra para analizar un área del espacio todavía más amplia y poder comprobar sus teorías.
Ver:
- Black hole growth in the early Universe is self-regulated and largely hidden from view, Ezequiel Treister, Kevin Schawinski, Marta Volonteri, Priyamvada Natarajan & Eric Gawiser, Letter, Nature 474, 356–358 (16 June 2011) doi:10.1038/nature10103, recibido 3 dic. 2010, aceptado 7 abr. 2011, publicado online 15 jun. 2011
- Astrophysics: Early black holes uncovered, Alexey Vikhlinin, Nature 474, News and Views, 293–294 (16 June 2011) doi:10.1038/474293a, publicado online 15 jun. 2011
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