Estrellas que disparan proyectiles de agua

A una distancia de 750 años luz, en la constelación de Perseo, se encuentra la protoestrella L1448-MM, una estrella de tipo solar en proceso de formación. Las primeras etapas en la vida de una estrella se caracterizan por violentas erupciones durante las que se eyectan ‘chorros’ bipolares de gas molecular a velocidades supersónicas.  En esos chorros podría haber grandes cantidades de agua.

Observación de agua eyectada por L-1448-mm. (Fuente. ESA. Herschel, WISH, Kristiansen et al.)

Gracias al instrumento HIFI, a bordo del telescopio espacial Herschel, un equipo internacional liderado por L. Kristensen (Universidad de Leiden) en el que participan investigadores del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) y del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) ha descubierto grandes cantidades de vapor de agua contenidas en los chorros eyectados por L1448-MM. Estos datos forman parte del proyecto WISH, siglas en inglés de “Agua en Regiones de Formación Estelar con Herschel” liderado por E. van Dishoeck (también de la Universidad de Leiden).

Las condiciones físico-químicas son tan favorables en estos chorros que cada pocos años se forma tanta agua como el contenido en mil océanos terrestres, es decir unos 100 millones de veces la cantidad de agua del río Amazonas cada segundo. Este vapor de agua se encuentra en la forma de nubes discretas que se comportan como proyectiles, moviéndose a velocidades superiores a los 200.000 kilómetros por hora.

 

La primera conclusión de Kristensen es que el agua se formó allí mismo, en la estrella, a unas temperaturas de unos pocos miles de grados. Sin embargo, y al ser ese agua expulsada violentamente hacia el espacio, se encontró con áreas mucho más calientes, incluso a más de 100.000 grados. Unas condiciones infernales que devolvieron el agua a su estado gaseoso.

Pero una vez que esos gases llegaron a las capas externas (y mucho más frías) de la nube de material que rodea a la protoestrella, a unas 5.000 veces la distancia que separa la Tierra del Sol, su carrera se frenó, creando un “frente de choque” en el que los gases pudieron enfriarse rápidamente, condensarse y volver a convertirse en agua.

El descubrimiento podría significar que estos fenómenos constituyen una fase normal dentro del proceso de crecimiento de las estrellas, y que este escenario podría haberse dado también en las primeras épocas de nuestro Sol.

En palabras de Kristensen, “solo ahora empezamos a entender que todas las estrellas como el Sol pasaron, probablemente, por una fase muy energética cuando eran muy jóvenes. Y que es en ese momento de sus vidas cuando expulsan un montón de material a gran velocidad. Ahora sabemos que una parte de ese material es agua”.

Este agua podría haber contribuido a “sembrar” el medio interestelar con todos, o una buena parte, de los ingredientes necesarios para la vida.

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